No se trata de un martes cualquiera. Este Martes de Primavera que solo se vive una vez en el año es diferente, porque en él, y solo en él, se produce un milagro.
Por la Puerta de Carmona abajo, buscando la Plaza de la Alfalfa, uno de esos lugares en los que a los sevillanos se nos para el tiempo, nazarenos de cielo y crema avanzan dejando tras de sí una estela que antecede al Misterio del Señor de la Salud y Buen Viaje - el que durante el año se asoma a su ventana como cualquier vecino del Barrio para dar Salud a los viajeros que a Él se encomiendan - y al palio de su Bendita Madre de los Desamparados, belleza infinita en su rostro lleno de dolor.
Ellos, y los valientes costaleros que portan sus andas, son los protagonistas del milagro de cada Martes Santo. ¿Cuántos ojos incrédulos lo han presenciado? Tan incrédulos como los sayones que humillan a Cristo, al que toman por loco, y le arrancan lágrimas de cristal. ¿Cuántos han retratado ese momento en el que quedan enmarcados bajo la ojiva de esa joya del mudéjar que es la Iglesia de San Esteban?
Es el milagro de cada Martes Santo. Es...un Martes diferente.
Pepe Cruz
@desemanasantabl
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